«Es la búsqueda de la felicidad lo que nos hace felices»
Magdalena Reyes Puig habla sobre prejuicios, libertades e incertidumbres: filosofía en tiempos de pandemia
ZONA DE VECINOS / MAGDALENA REYES PUIG
«Lo que nos hace felices es buscar la felicidad», asegura Magdalena Reyes Puig, y eso es lo que propone la filosofía. Ella es filósofa y psicóloga clínica en estos tiempos de pandemia e incertidumbres, pero se baja de la famosa torre de marfil y abandona cualquier postura excesivamente intelectualizada para debatir todo esto tomando como ejemplos películas o novelas.
Apasionada por esas dos especialidades, Magdalena trabaja con ellas como docente, cosultora o incluso en charlas, en sus columnas de FM Del Sol y sus colaboraciones con El Observador. Hace poco presentó su libro Así está bien. En la incertidumbre buscando la felicidad, con lo que cumplió un sueño de detenerse un poco más de tiempo para reflexionar cómo la filosofía se relaciona con la vida misma. Y cuando empezaba a escribirlo, la llegada de la pandemia le introdujo un tema nuevo e inesperado para seguir demostrado que la filosofía forma parte de lo cotidiano al tiempo que busca «la gran pregunta». Este es un resumen de su conversación con Zonabarrios.
¿Escribiste el libro a partir de las incertidumbres que trajo la pandemia o era una idea anterior?
Más que una idea, lo que tenía era un sueño. Escribir un libro en el cual poder cuestionarme y reflexionar en torno a algunas de las grandes preguntas de la filosofía, con el propósito de mostrar cómo están conectadas con la vida misma. La de todos y cada uno de los seres humanos, y no solo de aquellos que se dedican profesionalmente a la filosofía. Siempre me sentí muy afín al legado socrático, encarnado en la actualidad por los denominados «filósofos prácticos», que ejercen la filosofía no tanto desde la investigación académica, sino desde un lugar más conectado con la vida cotidiana. Sócrates deambulaba por las calles de Atenas del siglo V a.C. dialogando con las personas que se le acercaban, invitándolos a cuestionarse y conocerse a sí mismos. Creía que «una vida no examinada no merece la pena ser vivida», y por eso se dedicó a enseñar la importancia de la duda y de la búsqueda de la verdad para que las personas pudieran procurarse una vida pensada y elegida.
La propuesta para escribir el libro por parte de la editorial (Penguin Random House) la recibí unas pocas semanas antes del «fatídico» viernes 13 de marzo de 2020, y ya desde el primer día pensé que el libro debía comenzar con el tema de la incertidumbre. Esto, porque la filosofía nace del asombro, del tomar conciencia de que estamos inmersos en un mundo del que nada sabemos y que, por eso, despierta en nosotros el deseo de develar su misterio. La filosofía se alimenta de la duda, de la conciencia de nuestra propia ignorancia, y así me parecía que el libro tenía que empezar con una reflexión acerca de la importancia que tiene la experiencia de la incertidumbre como impulso para un auténtico filosofar. Luego la pandemia hizo que esta idea se afianzara en mí como una certeza. Y creo que esto no fue casual (de hecho, no creo en las casualidades sino en las causalidades) porque la pandemia me vino como anillo al dedo para ejemplificar y argumentar que, a pesar de todo el progreso de la ciencia y del conocimiento en general, tarde o temprano siempre llega el momento en que nos vemos inmersos en la incertidumbre que nos conecta con nuestra humana incompletud y vulnerabilidad.
El subtítulo del libro dice «En la incertidumbre buscando la felicidad». ¿Cómo permite la filosofía alcanzar la felicidad?
La felicidad que nos promete la filosofía es la que experimentamos mientras buscamos. No se trata de una felicidad que vayamos a encontrar en ningún objeto, lugar, experiencia o receta prediseñada, como suele presumirse en la sociedad de consumo en la que estamos sumergidos. En este sentido el subtítulo es bien explícito, porque la realidad es que estamos siempre inmersos en la incertidumbre y siempre, también, buscando la felicidad. Carlos Fuentes escribió: «No existe la libertad, sino la búsqueda de la libertad, y esa búsqueda es la que nos hace libres». Lo mismo se puede decir de la felicidad; lo que nos hace felices es buscar la felicidad, no encontrarla en forma plena o absoluta, simplemente porque esto es imposible… Y tampoco deseable, ¿no? Porque si pudiésemos encontrarla y poseerla para siempre, entonces ¿cuál sería nuestro siguiente propósito en la vida?
Y el título «Así está bien», más allá de que sean las últimas palabras de Kant, ¿puede ser una conclusión, el colofón del libro?
El título lo elegí después de haber terminado de escribir el libro. En realidad, la idea fue de mi hijo. Cuando terminé de escribir el último capítulo (sobre la felicidad), me preguntó qué había escrito, de qué se trataba. Cuando le conté que lo había terminado citando las últimas palabras de Kant antes de morir me dijo: «¡Mamá, ese tiene que ser el título del libro!». Y la verdad es que fue perfecto. Otra gran causalidad…
¿Es una conclusión positiva, optimista?
No es una frase de optimismo sino de comprensión. Decir «así está bien» tiene el propósito de comprender que las cosas son como tienen que ser. Tiene un sentido muy estoico: frente a las adversidades de la vida, discernir las cosas que no puedo cambiar y comprender su necesidad. Y ante las que sí dependen de mí, poder elegir a conciencia lo que debo hacer. Para que una vez finalizado el partido, como digo al final del libro, poder decir «así está bien».
FOTOS CARLOS «CHINO» PAZOS
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