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Un aniversario de tradiciones británicas

60 años del Ivy Thomas

El Ivy Thomas Memorial School promueve y desarrolla el equilibrio entre las habilidades intelectuales y emocionales, «las dos caras del ser humano exitoso del siglo XXI».

 

Ivy Thomas nació el 11 de febrero de 1903 y desde muy joven sintió vocación por la enseñanza, fue así que comenzó a dictar clases de inglés a los 19 años. Luego, “a través del Instituto Thompson y más tarde con la fundación del Windsor School en 1939 junto a un grupo de maestras, se empeñó en trasmitir no solo la lengua sino también las costumbres y enseñanzas británicas recibidas de sus padres ingleses pertenecientes al Ejército de Salvación”, relata una de sus nietas, Mercedes Borrás.


Ivy falleció en 1954 y su hija mayor Elizabeth continuó con la propuesta hasta 1958 cuando decide fundar, con algunas maestras, “un nuevo colegio en homenaje a su madre y con el propósito original en cuanto a las enseñanzas de la lengua y cultura británica”, sumando valores humanos.

El Ivy Thomas Memorial School comenzó a funcionar en la quinta de Williman (Ellauri y Av. Brasil) y en 1965 se trasladan a su ubicación actual en la calle Roque Graseras. Elizabeth Thompson estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y a los 23 años fue becaria del British Council donde estudió en la Central School of Arts and Crafts de Londres. Regresó al país en 1954 para continuar la tarea iniciada por su madre. Sobre la diferencia que lo destaca de las instituciones de la época, Mercedes comenta que “siempre fue un colegio muy familiar, con una atención personalizada y la excelencia en la enseñanza del inglés”.

En 2018, las hijas de Elizabeth, Mercedes y Ana Borrás, abrieron la sede de Horneros, ubicada en Ruta Interbalnearia, que atiende educación inicial y luego incluirá primaria y secundaria. El “Ivy Thomas se apoya en tres pilares fundamentales” que son el acompañamiento a los niños y adolescentes en su desarrollo emocional, “para que reconozcan sus emociones, creen empatía y construyan vínculos positivos, fuertes y duraderos”. En referencia al aspecto intelectual se enfocan en generar habilidades de pensamiento que les permitan manejarse en un mundo en constante cambio. “Buscamos que [los alumnos] aprendan a pensar creativamente, problematizando y buscando soluciones alternativas”. Las áreas deportiva y artística se utilizan especialmente para estos fines.

«Búsqueda de un equilibrio en el desarrollo de habilidades emocionales e intelectuales».

La metodología de enseñanza “se apoya en la búsqueda de un equilibrio en el desarrollo de habilidades emocionales e intelectuales”, para generar procesos efectivos y transferibles en los alumnos que “les permitan destacarse en lo humano e intelectual, las dos caras del ser humano exitoso del siglo XXI”, expresan.

La apuesta por el crecimiento y desarrollo siempre estuvo presente en la institución, aunque sin perder la atención en las tradiciones, “es prioritario en nuestra propuesta acompañar las distintas épocas y avances tecnológicos y pedagógicos, pero siempre con un análisis integral realizado en equipo”, sostiene Ana Borrás, “el concepto de prudencia siempre gozó de mucho prestigio”. De acuerdo a la directiva, han podido comprobar que parte del éxito de la propuesta educativa radica en mantener lo mejor de las tradiciones, complementándolo con metodologías educativas de vanguardia a nivel mundial. “Creemos que el cuidado honesto y el conocimiento profundo de cada una de las personas que pertenecen a la institución generan bienestar y seguridad, bases fundamentales para que el colegio sea realmente un segundo hogar”.

La nueva sede de Camino de los Horneros reafirma su compromiso con un proyecto educativo para la comunidad de barrios privados de Canelones.

Los egresados del colegio “se destacan en sus profesiones, con una preocupación genuina por el bienestar del prójimo”. Además la institución considera el idioma inglés como un vehículo para el pensamiento, no solamente desde el plano lingüístico. “Los procesos de mejora son continuos y trabajamos de forma ininterrumpida en el desarrollo profesional del equipo docente, ya que constituye el eje sobre el cual se sostiene todo el proceso educativo”, afirma Mercedes.

La sede de Horneros busca brindar la misma propuesta educativa en otra zona, para facilidad de las familias que viven en el entorno. Por otro lado, los alumnos de la sede de Pocitos pueden hacer uso de las instalaciones de Horneros dos veces por semana por lo menos.

El mundo actual al que se enfrentan los niños y jóvenes llevan a pensar una educación adaptada a las circunstancias, “caracterizado por altas velocidades, el cambio constante, la dificultad para la espera y el miedo a la frustración”. Las directoras agregan otras dificultades como “los vínculos superficiales, la inmediatez y la huella digital generada por las redes sociales”. También enfatizan que ha crecido la capacidad intelectual, “posiblemente por la necesidad de manejar enormes cantidades de información, disponible a un simple clique de distancia. “En el área emocional, diluida o desdibujada a veces en el manejo de las redes sociales, los adultos debemos poder ver la gran capacidad reflexiva que los jóvenes tienen. Solamente hay que habilitarlos, dando el tiempo y el espacio para que la desarrollen”.

«La espera, la reflexión y la escucha son primordiales».

Mercedes y Ana sostienen que el colegio es un lugar donde “la espera, la reflexión y la escucha son primordiales, y se resalta el valor de las diferencias para que cada alumno se sienta cómodo en su propia identidad”.

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